Como no voy a ser menos y además quiero ver si os gusta este tipo de relatos, ahí os dejo algo de mi invención:
¡Aurf! ¡aurf! ¡aurf!
Otra vez ese maldito perro, como siga así tendré que caparle - pensé. Mia agarró un cuenco del suelo de la cocina y vertió en el un poco de agua, tras soltar este primer cuenco agarró el segundo que estaba al lado y en éste puso un poco de comida de lata, muy rico para su amado perro pero vomitivo para ella. Cada vez que olía la comida del perro le entraban arcadas como si estuviera embarazada y la verdad es que era de lo más normal.
No decía que la comida de su perro era vomitiva por gusto, ella se había cerciorado de que era así. Una noche llegó a casa con unas cuantas copas demás. Nunca sabía cuándo tenía que parar. Tenía la costumbre de ir sin cenar cada vez que salía de marcha, así que cuando llegaba a casa cogía lo primero que tuviera a mano y ¡zas! se lo zampaba de una sentada. Claro está que la pobre no tenía lo que se dice un gusto... fino. Esta vez no encendió la luz de la cocina, no se molestó en mirar qué había cogido, la lata ya estaba abierta así que sólo quedaba coger el tenedor. El tenedor maligno, tal y como lo llamaba Mia desde aquella mañana y es que al cogerlo a tientas se lo clavó entero en un dedo, este empezó a sangrar y ella se mareó mucho, muchísimo.
Al final, cuando se fue a la cama con la lata en la mano y encendió la luz se percató de lo que había hecho. De hecho no sólo se dio cuenta ella sino todo el vecindario. Fue un grito tan estruendoso que su perro se metió velozmente debajo de la cama, echándole un ojo a las ventanas por si los cristales sucumbían finalmente.
Tras dejarle a su querida mascota todo preparado se fue directa al trabajo. Trabajaba como secretaria de un director de banco, un banco bastante pequeño y aburrido para su gusto. Llegó la hora del almuerzo y rápida y veloz se dirigió a la salida. Casi a la vez cruzó la puerta junto a un jóven y apuesto muchacho que ya había visto por allí varías veces.
Cuando volvió hizo una investigación exaustiva sobre el tipo en cuestión y se informó de todo lo que quiso saber. Se llamaba Antonio, no tenía novia, era hetero, sensible, iba al gimnasio todas las mañanas y le gustaba cenar cereales... por saber esto último tuvo que pagar una pequeña cantidad de dinero pero todo le parecía poco a Mia cuando se trataba de cotillear. Porque era eso lo que hacía y ella era plenamente consciente.
A la salida del trabajo se las ingenió para volver a cruzarse con él pero para su sorpresa fue él quien tomó la iniciativa invitándola a cenar. Mia le dijo que le recogiera en una hora, todavía tenía que adecentar a su perro, ducharse y vestirse.
Mia tenía 26 años e iba a cenar con un completo desconocido, hasta la fecha. Además hacía más de tres años que no había estado con nadie y se sentía un poco incómoda y molesta porque encima tenía que preocuparse por estar a la altura de las perspectivas. En fin, vestido rojo, carmín en los labios, un poco de perfume aquí y allá y el mayor problema de todos: la ropa interior. Lo había elegido todo menos la ropa interior y es que esta era una tarea dificil. ¿Braguitas o tanga? ¿Sujetador con relleno o sin relleno? Finalmente se decantó por las braguitas negras de encaje que se compró en París y por el sujetador sin relleno, a juego con las bragas.
Antonio tardó un poco en llegar, la recogió en su BMW y se la llevó a un hotel alegando que el restaurante de éste era uno de los mejores en los que había estado. Cosa que le extrañó a Mia porque según había oido, él vivia cerca del trabajo así que no tenía porque hospedarse en un hotel y menos a las afueras de Madrid.
Tras asegurarse de que tenían "reserva" en el restaurante, Antonio, acompañó a Mia a la mesa y le ayudó a sentarse retirando la silla como todo un caballero. Mia, mientras tanto, observó que debajo de la camisa había lo que parecía ser unos símbolos tatuados. ¡Vaya! Antonio ya había pedido la cena. Mia odiaba que "hablaran" por ella, mucho más que pidieran SU comida. En un momento de la noche, Antonio, algo bebido ya, agarró a Mia por la mano. Ella de pronto sintió un escalofrío por todo el cuerpo, sintió la calidez de esa mano en su piel y pensó por un momento en no soltarla nunca. Antonio tiró con fuerza, y ella le siguió no sin antes echar la vista atrás y ver la suculenta tarta de chocolate blanco que dejaba en la mesa. Antonio la tenía agarrada de forma brusca, violenta y eso a ella le aturdía un poco pero a la vez la excitaba, no sabía qué es lo que iba a pasar ¿le violaría aquel tipo? Daba igual, ella siempre había querido vivir una aventura, salir de su monotonía y ese día había llegado. Ella se dejaría llevar por cualquiera hasta donde fuese...
Pero no tuvo que ir muy lejos porque la habitación estaba en la segunda planta. Tras salir del ascensor, Antonio, ya la tenía agarrada por la cintura, bien fuerte. De vez en cuando bajaba la mano hasta las nalgas de Mia y ella le sentía cada vez más y más cerca, más y más fuerte. Su mano no dejaba de llevarla hacia él.
De pronto paró, la soltó y girándose entre sollozos le dijo: - Mia, ¿te parezco atractivo? - .Sin saber bien qué decir Mía contestó: Sí, me pareces un tipo guapo y fuerte -. Y acto seguido se quedó mirando el cuerpo atlético de aquel muchacho, sus pectorales marcados por meses de gimnasios, biceps que podrían hablar sólos y una tableta de las que te comerías en un plis plas. A su vez, él se quedó mirando fijamente su escote, la línea de sus pechos, tenían la forma perfecta, redondos, sinuosos y lo mejor ¡que parecían ser naturales!
Mia, agarró por la cintura a aquel chaval y le besó con intensidad, él la agarró bien fuerte como si se fuera a escapar y le devolvió el beso. De hecho le mordió la boca, con tanto ímpetu que le hizo sangre, se esuchó un leve gemido. Mia pasó su lengua por toda la boca para ver de dónde venía ese sabor a sangre, cuando lo averiguó se le puso la piel de gallina. Aquel hombre, le había hecho sangre al morderle y le había gustado, le gustaba esa sensación de inferioridad, le gustaba que él tomase las riendas, que fuese fuerte, duro con ella. Ella le mordió a él y éste abrió la puerta de la habitación la tiró a la cama pero antes de que ella pudiera hacer nada, él... él...
CONTINUARÁ
lunes, 23 de junio de 2008
El Tuerto del Otro Lado
viernes, 20 de junio de 2008
¿Qué harías tú?
Desde luego yo hay ciertas cosas que no haría...
¿Se te ha perdido el mando de la TV? Fíjate, igual lo tienes cerquita...
Me he bajado unos jueguecillos para el Ipop, a ver qué tal...
¿Diga?
¿¡Qué guarde el mando!?
¿Dónde estará la goma? siempre se me pierde...
miércoles, 11 de junio de 2008
¿10 razones... para ser popero/a?
1. No te tienes que dejarte lamer por una vaca para tener un peinado super molón.
2. Si por accesorios es, hay una amplia gama.
3. Nadie te irá pidiendo tus cuchillas para cortárse las venas.
4. Serás muy cool entre tus grupos de amigos (gafapastas todos, por supuesto).
5. Cuando te pregunten ¿qué grupos de música sueles escuchar? no tendrás que pensártelo durante mucho tiempo.
6. Nadie te preguntará ¿qué tipo de pop te gusta? (¿mainstream, electro pop, britpop, bubblegum, indie, sunshine pop, soft pop, tontipop, pop sicodélico, J-pop, shibuya-kei..?bah!)
7. Si explicas que tipo de pop te gusta en concreto quedarás muuuuy bien entre tus colegas (esos pobres ignorantes), te pedirán que lo vuelvas a explicar, te motivarás y sacarás tu primer disco con 15 canciones, versiones todas ellas de las canciones de tus grupos preferidos (esos grupos que se versionan entre ellos y que han versionado ya hasta el más tonto).
8. Tu disco será un éxito los seis primeros meses, después no se acordará de ti ni la madre que te parió.
9. Caerás en una fuerte depresión, te hincharás a pastillas, la gente lo sabrá, volverás a molar y sacarás otro disco que volverá loca a las masas durante otros seis meses.
10. Te darás cuenta de lo miserable que es tu vida y te harás emo. Pero como no superarás tu fracaso te suicidarás de verdad y nos libraremos de un emo en el mundo.
martes, 3 de junio de 2008
¿Problemas con las tuberías? ¿necesitas un fontanero?
Viendo el resultado de la última encuesta veo que aquí unos cuantos con bastante falta de cariño. Once votos ha tenido "Que hoy no vayáis a follar", la gente esta falta de sexo y además necesita descargar adrenalina porque les da coraje (y bastante seguramente) y es que hay quien puede permitirse estar de cama en cama y hay quien no, ya sea porque sea una persona poco agraciada (más feo/a que un mono cagando) o porque no tenga cierto estilo al echar fichas (que la gracia y el "arte" lo tenga metio en el culo, bien dentro).
Después tenemos a todos esos que odian con fervor el "rollo emo", osea tres gaticos de ná. Aunque supongo que de haberos dejado votar a más de una cosa algunos hubierais señalado esta casilla también.
Por último tenemos a estos tres pobres gaticos que han llegado a pensar que me importaría lo más mínimo que les de coraje este tipo de encuestas, que aunque les parezca estúpidas no lo son. Son encuestas que tienen unas funciones. Entretener y darme tema para rellenar el blog con post como este.
Un saludo para todos y en especial para mis lectores en la sombra, que cuando quieran pueden animarse a comentar.