jueves, 17 de diciembre de 2009

Lo que yo quiero no me lo puede dar nadie.

Quiero el olor de una piel que te da cobijo.
Quiero un corazón fuerte para que no se desborde el lago de mis ojos.
Quiero una mano, que empuñando el cariño, me desarme el alma; que en defensa siempre anda.
Quiero una voz que espante a los monstruos de mi cabeza.
Quiero una sonrisa que ilumine mi día y un día que me recuerde con nostalgia.
Quiero palabras de amistad eterna, pues eternas serán esas palabras en mi alma.
Quiero el sonido de una risa que confiada junto a mí anda.
Quiero la muerte de mi conciencia, que me dice que algo no anda bien.
Quiero un funeral para mis temores, que me hacen retroceder.
Quiero piernas firmes para que al caminar la gente pueda seguir el ejemplo de la valentía, a veces y muy a mi pesar, confundida ésta con la estupidez.
Quiero una espalda fortalecida por la madurez y el tiempo, para poder ayudar a mis amigos con sus cargas y sus muertos. Muertos sus sentimientos y sus deseos no queda otra que ayudarles con el peso hasta que nazcan unos nuevos.
Quiero poner el cielo a tus pies para que las estrellas puedan acariciarte, lo que refleje el mar será La Tierra para que al rozar el agua con tus dedos puedas sentir el mundo entero.
Quiero frases bonitas para recordarlas cuando, ya marchito, mi corazón se deshaga en mil caricias y mil sonrisas; réquiem de alguien que nunca fue.

Yo lo que quiero es el mundo.


1 comentario:

Lucía Springsteen dijo...

hay que luchar por lo que queremos... aunque a veces querer no es suficiente...